Boi com chip na Amazônia es un artículopublicado originalmente por G1, por Paula Salati y Gustavo Wanderley, el 23 de julio de 2024.
En un intento por garantizar que la carne que se consume en Brasil y se exporta al extranjero esté libre de deforestación, se ha puesto en marcha en la Amazonia un proyecto innovador que rastrea el ganado desde su nacimiento hasta el sacrificio utilizando tecnología punta. Durli Leathers La curtiduría , reconocida por producir cuero rastreado, también forma parte de este importante proyecto.
El reto de Brasil como mayor exportador de carne
"No quiero construir un elefante blanco. Mi vida está en Pará. Todo lo que he invertido está aquí. Y empecé a pensar que, en poco tiempo, podría quedar excluido y ya nadie querrá comprar carne de la Amazonia", dice el ganadero y propietario del Frigorífico Rio Maria, Roberto Paulinelli.
G1 visitó su granja en Río María, Pará, el estado con la segunda cabaña ganadera más grande del país y la mayor de la Amazonia, para conocer un sistema de identificación del ganado con chips que pretende garantizar una carne libre de deforestación.
Cuando los frigoríficos empezaron a vigilar las granjas
Como mayor exportador mundial de carne de vacuno, Brasil está sometido a presiones para demostrar que el producto, especialmente cuando procede de la Amazonia, no está vinculado a zonas de deforestación ilegal. La región tiene la mayor concentración de ganado vacuno del país.
Los principales retos son:
- Brasil no cuenta actualmente con una política pública nacional de rastreo de ganado, pero el gobierno federal afirma que tiene previsto crearla;
- Un acuerdo entre los frigoríficos de la Amazonia y el Ministerio Público Federal prevé la vigilancia de las explotaciones, pero la adhesión es voluntaria;
- Es más, la mayoría de las empresas sólo comprueban la situación de sus proveedores directos, es decir, las granjas que engordan los bueyes;
- No existe la misma verificación de los proveedores indirectos, que suelen ser las explotaciones que crían terneros y novillos magros. Este es el cuello de botella que la trazabilidad por chip pretende resolver.
El uso de esta tecnología es una de las posibles soluciones. Pero de momento, lo que existe en este sentido son iniciativas privadas y recientes.
El proyecto piloto de rastreo adoptado en la finca de Paulinelli, en Pará, fue puesto en marcha hace un año por la empresa de geotecnología Niceplanet, en colaboración con la certificadora SBcert.
Hasta ahora, abarca 150 granjas y plantas de envasado de carne en Pará, Tocantins, Goiás y São Paulo, incluidas grandes empresas como Frigol y Minerva.
Paulinelli compra ganado para criar y engordar en su explotación y, por tanto, trata con muchos proveedores indirectos. Por esta razón, ha animado a estos productores a rastrear también su ganado.
"Sentimos que las restricciones contra la Amazonia son cada vez más duras", afirma este ganadero que, además de vender carne a empresas brasileñas, exporta a otros países, principalmente a China.
La Unión Europea ha sido más dura en este asunto. A partir de 2025, las empresas que permanezcan en la UE tendrán prohibido comprar productos procedentes de zonas deforestadas.
China también ha empezado a moverse. En 2021, la Asociación China de la Carne (CMA), que incluye a empresas, el gobierno e investigadores, publicó normas para impedir la importación de productos asociados a la deforestación. Las normas, sin embargo, aún no han entrado en vigor.
Carne legal
Los frigoríficos empezaron a vigilar a sus proveedores en 2009, año en que Greenpeace publicó un informe conocido como la "borrachera del ganado amazónico", en el que denunciaba a las empresas que compraban ganado procedente de tierras deforestadas ilegalmente.
En aquel momento, grandes cadenas de supermercados, restaurantes, marcas de ropa, calzado y automóviles boicotearon la compra de cuero y carne de la Amazonia.

Ante la fuerte presión, los grandes frigoríficos de la Amazonia firmaron ese mismo año Acuerdos de Ajuste de Conducta (AAC) con el Ministerio Público Federal (MPF), comprometiéndose a no comprar ganado procedente de zonas deforestadas. La iniciativa se conoció como Carne Legal.
Los acuerdos son voluntarios y sólo cubren a los frigoríficos: los ganaderos no participan. Hasta ahora, 130 empresas de los cinco estados que componen la Amazonia Legal se han adherido a Carne Legal: Acre, Amazonas, Mato Grosso, Pará y Rondônia.
"Hoy, Carne Legal llega al 85% de los mataderos que tienen una presencia significativa en el mercado", afirma el fiscal Daniel Azeredo, que trabaja en el programa desde el principio.
Buey en línea
La aplicación de Carne Legal en los últimos 15 años ha sido bastante compleja y ha tropezado con numerosos problemas técnicos.
"Cada frigorífico, por ejemplo, tenía su propia forma de ver la deforestación y las tierras indígenas. Así que, a la hora de controlar, había agricultores bloqueados por un frigorífico, pero no por otro", explica el ingeniero agrónomo Lisandro Inakake, jefe de proyecto de Cadenas Agrícolas del Instituto de Gestión y Certificación Forestal y Agrícola (Imaflora).
Debido a esto, en 2018 Imaflora y el MPF comenzaron a unificar criterios para verificar las granjas, lo que resultó en el lanzamiento del Protocolo Boi na Linha en 2020.
Este conjunto de normas obliga a las empresas a comprobar, además de la deforestación ilegal, si las explotaciones tienen mano de obra esclava y si se solapan con tierras indígenas o quilombolas o con unidades de conservación.
La información se obtiene cruzando imágenes de satélite con datos de diversos documentos, como el Registro Ambiental Rural (CAR), la Guía de Tránsito Animal (GTA), los embargos ambientales del Ibama, la lista negra de trabajo esclavo, entre otros.
Los datos son verificados por empresas de auditoría independientes y analizados por el MPF, que también realiza investigaciones con el Ibama, afirma Azeredo.
El problema del proveedor indirecto
En la actualidad, la mayoría de los frigoríficos sólo han desarrollado herramientas para comprobar la situación socioambiental de sus proveedores directos, es decir, las explotaciones que engordan los novillos y se los venden directamente.
Pero no se verifican las propiedades que crían y reproducen los bueyes, es decir, los proveedores indirectos.
"A veces el animal pasa por cuatro o cinco granjas antes de llegar a la propiedad donde va a ser vendido al matadero. Así que sólo nos fijamos en la última. Tenemos que fijarnos en las demás", subraya el fiscal.

Azeredo asegura que en los TAC firmados entre 2009 y 2010 se acordó que los frigoríficos buscarían también una solución para controlar las granjas de cría y recría. "Pero como hoy no existe ninguna herramienta para ello, la obligación sigue siendo del [proveedor] directo", explica el fiscal.
Inakake, de Imaflora, afirma que el 30% de las 50.000 propiedades rurales de la Amazonia presentan algún incumplimiento del protocolo Boi na Linha.
"La mayoría de ese 30% son proveedores indirectos o explotaciones que venden a un matadero sin TAC", afirma.

Para Azeredo, Brasil sólo podrá controlar con precisión toda la cadena de producción ganadera con la trazabilidad individual de los animales, desde su nacimiento.
Cómo es el "CPF" del buey
Roberto Paulinelli, el productor de Río María, lleva controlando a los proveedores indirectos desde 2010, cuando firmó el TAC con el MPF, ya que también posee una planta de procesamiento de carne.
Pero el control se hacía sólo con documentos: hasta julio de 2023 no se introdujeron los pendientes y los chips, que permiten saber de dónde viene cada buey.
La iniciativa se conoce como Primi, acrónimo de Proyecto de Trazabilidad Individual y Seguimiento Indirecto, creado por la empresa de geotecnología Niceplanet, en colaboración con la empresa de certificación SBcert.
¿Qué importancia tiene la identificación individual? Hoy en día, la única forma de controlar la entrada y salida de ganado de las explotaciones es mediante la Guía de Tránsito de Animales (GTA). Sin embargo, este documento sólo identifica la procedencia de los grupos de reses, pero no el origen de cada uno. Cuando los lotes llegan a las fincas, se mezclan, lo que hace que se pierda el control de su origen.
Brasil dispone incluso de un sistema oficial de identificación individual, el Sistema Brasileño de Identificación Individual de Bovinos y Búfalos, o Sisbov. Pero este sistema está vinculado al control sanitario y no a la lucha contra la deforestación.
El Ministerio de Agricultura creó el Sisbov hace 22 años para cumplir las normas de exportación a la Unión Europea. Quien quiera vender carne a la UE necesita dos cosas: autorización del bloque y entrada en el Sisbov, que asigna un número a cada novillo.
Pero los que no venden a la Unión Europea pueden registrar novillos en el Sisbov.
Fue por esta facilidad que Niceplanet decidió adoptar este "CPF" bovino como punto de partida para el rastreo con chips. Jordan Carvalho, director de la empresa, explica que no quería crear un sistema de identificación de la nada, sin ninguna validación nacional.
Mediante un sistema denominado SMGeo Indirecto, Niceplanet vincula el número Sisbov de cada buey a la situación medioambiental, territorial y laboral de la explotación, basándose en el protocolo Boi na Linha.
Cuando un productor entra en SMGeo Indirect, puede buscar datos sobre la explotación a la que quiere comprar ganado. Si esa explotación no tiene ningún bloqueo socioambiental, puede proceder a la comercialización.
A partir de ahí, pide al Ministerio de Agricultura que expida los números Sisbov y los hace grabar en pendientes y chips, que se colocarán en las orejas de los novillos.
A la hora de registrar el ganado, la granja incluirá los datos de cada novillo en el mismo sistema: de qué granja procede, peso, fecha de nacimiento, etc.
¿Cuánto cuesta el seguimiento?
Como no existe una política pública ni un modelo nacional de trazabilidad, tampoco hay una estimación bien establecida de cuánto cuesta este proceso.
Lo que sí conocemos son los valores de las iniciativas individuales, como la de Primi.
Para hacer los aretes y las virutas, Paulinelli tuvo un coste único de 7 reales por novillo. La certificación cuesta 13 reales por animal.
El bastón electrónico que lee la información del chip es más caro, cuesta 5.000 reales.
Las granjas también necesitan tener corrales o baúles, que son estructuras que albergan a los animales mientras reciben los accesorios. El coste varía mucho: los más sencillos pueden costar unos 20.000 reales, mientras que los más estructurados, como el hidráulico, pueden costar 100.000 reales o más.
La ventaja es que muchas explotaciones ganaderas ya disponen de corrales porque necesitan este equipo para vacunar a sus animales.
Soluciones para pequeños productores
A los grandes ganaderos no les cuesta mucho implantar el sistema de trazabilidad por chip, ya que se diluye en los costes de las empresas.
Para los pequeños agricultores, existen alternativas más baratas a la identificación individual, afirma el ganadero Mauro Lúcio Costa, que también posee explotaciones en Pará.
"[Se puede hacer] la trazabilidad con un pendiente y un tatuaje. El tatuaje no cuesta nada, compras un tatuador, que es una herramienta barata, y marcas la oreja", dice Costa.
"También se puede poner un pendiente y lo que llamamos un botton. El botton es igual que el chip, de la misma manera, sólo que no llevará la electrónica", añade, y explica que toda trazabilidad debe tener necesariamente dos identificadores, porque si se pierde uno, hay otro que lo garantiza.
Costa ha viajado por todo el Estado para enseñar a los pequeños ganaderos a controlar a los proveedores. Lo que ha estado diciendo a estos productores es que la trazabilidad aporta ventajas en la gestión empresarial.
Cuando un ganadero identifica un novillo, puede saber cuánto tarda el animal en ganar peso, qué animal tiende a enfermar más, qué proveedor tiene la mejor genética, entre otros datos, dice Mauro Lúcio. Esto permite al ganadero mejorar su gestión.
"Lo ideal es poner el chip. Minimiza, reduce a cero el margen de error. El bastón lee los datos y ya están en el sistema. Cuando sólo se tiene el pendiente, es habitual equivocarse al anotar el número", afirma.
"El chip encarece el proceso por el palo electrónico, pero hay que pensar que dura muchos años. Tendríamos que encontrar la forma de hacerlo viable para un grupo de productores", afirma.
Brasil necesita políticas públicas
Para que la trazabilidad sea accesible a todos, el Estado deberá movilizarse. Esto es lo que sostienen los ganaderos y ecologistas escuchados por G1 en los últimos cuatro meses.
Según ellos, será necesario crear una política pública nacional que ofrezca incentivos y estructura a los productores rurales.
En mayo, G1 habló con el ministro de Agricultura, Carlos Fávaro, sobre esta cuestión. Dijo que el Gobierno había creado un grupo de trabajo ese mismo mes para debatir la cuestión.
"Vamos a escuchar a los productores, a la industria, a los frigoríficos, a las tenerías y también a los compradores. Porque no tiene sentido decir 'este es mi modelo' si no atiende a los compradores. Tenemos que estar conectados con el mundo para garantizar el acceso de Brasil a los mercados y la rentabilidad de toda la cadena", afirmó Fávaro.
Durante la Conferencia sobre el Clima (COP) de 2023 en Dubai, el gobernador de Pará, Helder Barbalho, prometió rastrear los 24 millones de bueyes del estado hasta 2026, con la vista puesta en la COP 2030, que se celebrará en la capital, Belém.
El gobierno del estado de Pará dijo a G1 que, para lograr su objetivo, ha desarrollado el programa de Rastreabilidad Bovina, que debe comenzar este mes.
Participación de Durli Leathers
Durli Leathersuna de las principales curtidurías de Brasil, se ha adherido al proyecto de trazabilidad. Comprometida con la sostenibilidad, la empresa adopta rigurosas prácticas de geomonitorización, garantizando que todas las materias primas utilizadas en sus productos cumplen los criterios medioambientales establecidos por el proyecto.
Conclusión
La tecnología de rastreo del ganado en la Amazonia representa un avance significativo en la lucha contra la deforestación y en la promoción de prácticas sostenibles en la ganadería. Durli Leathers La participación de empresas comprometidas como refuerza la importancia de la trazabilidad en la cadena de producción y contribuye a la conservación del medio ambiente.
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